
CARRETERAS Y FERROCARRILES.
Las vías de comunicación terrestres como son carreteras, autopistas, puentes y vías férreas, generalmente atraviesan terrenos altamente compresibles, áreas pantanosas, zonas limítrofes de ríos o superficies con rellenos.
Para poder llevar a cabo la construcción de las vías terrestres sobre este tipo de terrenos, es fundamental prepararlos a través de alguna técnica de mejoramiento de suelos, con el fin de reducir los asentamientos, evitar la ruptura del terraplén que conforma la base de la vía, o bien, dar sustento a la carpeta superior y, de esta manera, asegurar su integridad a largo plazo.
El mejoramiento de suelos también asegura mantener condiciones óptimas de servicio en las superficies de rodamiento y las vías para el paso seguro de cualquier automóvil, camión de carga, autobús, y/o tren, optimizando los plazos de mantenimiento y disminuyendo su duración.